¿Votaría Cicerón a Isabel Díaz Ayuso?

Aunque tuvo momentos de mayor éxito, Marco Tulio Cicerón sigue haciendo sus cameos en el escenario político español. Una de sus últimas apariciones fue en la entrega de los diplomas del Programa Interuniversitario para Mayores que organizan las universidades Carlos III, Rey Juan Carlos y de Alcalá, de la mano de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La política, que pronto se someterá de nuevo a las urnas, “recomendaba totalmente” la lectura del “manual” ciceroniano “El arte de envejecer” (De senectute), pues animaba a cultivar desde la juventud “la moderación, la sabiduría, la claridad de pensamiento y el disfrute de la vida” como garantía de una buena vida durante la vejez. La referencia a una de las figuras más populares del pensamiento clásico no debería sorprender en la líder madrileña, que ha reivindicado en diversas ocasiones la relevancia de Roma, junto a Grecia y el cristianismo, como fundamentos de Occidente. Sin embargo, un paseo por la hemeroteca y las redes sociales muestra cómo los antiguos romanos no siempre le han sido propicios.

Sus palabras sobre Cicerón, publicadas en Twitter por el diario digital HuffPost, llamaron la atención de numerosos usuarios de la red social. Algunos manifestaban serias dudas de que Ayuso hubiera leído la obra del Arpinate, cuyo título corregían otros. Pero la mayoría expresaba su indignación ante sus palabras, reprochándole su gestión de las residencias de mayores durante la crisis sanitaria de la Covid-19, que registraron altas tasas de mortalidad. Un perfil falso que parodia a la presidenta resumía en pocas palabras ese reproche: “En tema de ancianos, yo soy más de Calígula”.

Las redes sociales y numerosos medios digitales a la zaga de declaraciones exóticas también reaccionaron ante las palabras pronunciadas por Díaz Ayuso el septiembre pasado en el Debate del estado de la Región en referencia a las olas de calor acaecidas en verano de 2022: “Decir que yo tengo la culpa de que en la Península Ibérica haga calor… Los romanos ya traían acueductos a esta Península por algo, señoría”. Los comentarios jocosos no se hicieron esperar. Algunos usuarios evocaban acueductos acondicionados y transportables, mientras otros versionaban la célebre sentencia de César “Vini Vidi Aquaeductus” o rememoraban a los Monty Python: “Aparte de eso…¿Qué han hecho los romanos por nosotros?”.

También ha habido quienes, desde artículos de opinión y textos de reflexión política más sosegada, han esgrimido las palabras del orador romano para confrontar el mensaje político de la presidenta madrileña, que ha hecho de la libertad su lema más destacado. Javier de Lucas, Catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Valencia y senador del PSOE por la misma provincia, en el texto titulado Montesquieu, para Díaz Ayuso, criticaba la noción de libertad que se desprendería de sus eslóganes, recordando que esta no consiste en “la ausencia de normas” o la voluntad de imponerse por encima de ellas, sino que, como ya apuntó Cicerón “somos siervos de las leyes, para poder ser libres”. En otras palabras, traía a colación la libertad republicana formulada por Cicerón o Montesquieu, supeditada a la ley, en contra de una noción de libertad como no interferencia de lo público sobre la acción humana individual. En la misma línea, Jordi Mariné y Lucía Cobos finalizaban el artículo titulado Libertad y gobierno en la trinchera neoliberal madrileña reivindicando al demos frente a los gobiernos neoliberales, al interés público no como elemento que deba abstenerse para dejar paso a la vida, sino que esté al servicio de la vida. Un cambio de paradigma que debía empezar, según los autores, desde la máxima ciceroniana “res publica, res populi”.

Sin embargo, Cicerón se muestra escurridizo ante las apropiaciones políticas contemporáneas, siendo utilizado también como ariete contra el gobierno de España y su presidente, Pedro Sánchez, con quien Díaz Ayuso mantiene una confrontación continua. Uno de los intelectuales más destacados de la derecha española, el recientemente fallecido Fernández Sánchez Dragó, defendía en la columna titulada Catilina, digo, Sánchez que el presidente español “adolece de la misma torpeza, cinismo y falta de escrúpulos” con las que Cicerón describió a su oponente en sus célebres Catilinarias. El Arpinate también habría criticado, sin saberlo, la política llevada a cabo por el gobierno de coalición, a juzgar por las palabras publicadas en el diario digital Vozpopuli por el periodista Félix Madero. Este narraba en su artículo de opinión Con permiso de Cicerón cómo recientemente le había llegado un texto viral atribuido a Cicerón “tremendamente ajustado a nuestra realidad para resultar verosímil”, y que, sin embargo, pertenecía a uno de los discursos contra Verres pronunciado en el 69 a.C.: “Los pueblos que ya no tienen solución, que viven ya a la desesperada, suelen tener estos epílogos letales: se rehabilita en todos sus derechos a los condenados, se libera a los presidiarios, se hace regresar a los exiliados, se invalidan las sentencias judiciales” [1]. El articulista se preguntaba si no habría nadie que pudiera enviar el texto al presidente Sánchez o los diputados del PSOE, pues “encaja a la perfección con lo que pasa en España” bajo su gobierno.

En palabras de Félix Madero, al Arpinate “su defensa feroz de la democracia le costó literalmente la cabeza”, mandado decapitar por el “golpista” Marco Antonio. Sin embargo, parece que el destino le privó de descansar en paz, pues Cicerón sigue sirviendo, con su memoria y su retórica, a la reflexión y a la confrontación política de la España del siglo XXI.

Jonatan Pérez Mostazo

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[1] Cic. Ver. 2.5.12 (Trad. J.M. Requejo en Ed. Gredos): “Las ciudades arruinadas, con toda la situación ya en bancarrota, suelen tener estos epílogos desastrosos: los condenados son rehabilitados en todos sus derechos, los prisioneros son soltados, se hace volver a los exiliados, se invalidan los hechos juzgados.”

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